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Cuidados del Ajolote
29 March

Cuidados del Ajolote

Cuidados del Ajolote

¿Qué son los ajolotes?

Los ajolotes o axolotes (Ambystoma mexicanum) son anfibios de la familia Ambystomatidae, que integra 37 especies de salamandras endémicas de México y Estados Unidos. A. mexicanum es originario de México, concretamente del sistema lacustre de Xochimilco, encontrándose en peligro crítico de extinción en estado salvaje. Tiene la peculiar característica de mantener el estado larvario durante toda su vida ya que no sufre metamorfosis como otros anfibios, confundiéndose con la forma juvenil de su pariente más cercano, la salamandra tigre (A. mavortium). Tienen una cabeza ancha y plana y una cola diseñada para nadar. Su longitud es de unos 25 cm, pudiendo llegar a los 30 cm. En estado silvestre, este anfibio puede encontrarse de color café oscuro o pardo con el dorso negro y el vientre más claro y algunas manchas oscuras. Sin embargo, en cautiverio son grises, verdes, anaranjados e incluso blancos con los ojos negros. Otra notable peculiaridad es su sorprendente capacidad de regenerar extremidades amputadas, órganos y tejidos dañados, hecho que lo ha convertido en un animal de laboratorio muy valioso.

¿Estás pensando en comprar un ajolote?

Si consideras comprar un ajolote, lo primero a tener en cuenta es que es una especie protegida y en peligro de extinción en su hábitat natural (CITES II), por lo que debes asegurarte muy bien de su origen, de que provenga únicamente de animales criados en cautividad y guardar la factura de compra. En Gwana Vet sólo atendemos animales de procedencia legal. Desarrollan su vida fundamentalmente en el medio acuático, siendo animales solitarios salvo para la reproducción. Por eso, no se recomienda que compartan acuario regularmente con otros ajolotes ni con peces, salvo que no te importe que estos se conviertan en potenciales presas o que puedan morder las agallas plumosas de nuestro inquilino principal. Pueden vivir 15 años en cautividad, así que debes tenerlo en cuenta antes de comprar un ajolote, además de que su mantenimiento no es particularmente sencillo ya que requiere un acuario, unas condiciones del agua adecuadas, una buena recreación de su medio natural, así como iluminación y temperatura correctas. Al ser un animal exclusivamente carnívoro, debes prever un suministro de presas vivas para ofrecerle regularmente y una limpieza impecable del sustrato para evitar una excesiva contaminación orgánica del agua. Recuerda al comprar un ajolote que es importante que consultes con tu veterinario especialista para poder proporcionar todos los cuidados que esta peculiar especie necesita.

Cuidados del ajolote.

Es importante no apartarse de unos principios básicos respecto a los cuidados del ajolote. Para un único ajolote se recomienda un tamaño de 40 litros al menos. La calidad del agua es un factor importante en la salud del ajolote. El pH ideal del agua se sitúa entre 7,4 y 7,6 aunque soportan un rango de 6,8 a 8, con una dureza (sales en disolución) media. Deben realizarse cambios parciales de agua (aproximadamente el 20%) cada semana, eliminando previamente el cloro y los metales pesados mediante acondicionadores, o bien dejando reposar el agua limpia 48h. Se recomienda la limpieza regular y desinfección del contenedor y del filtro. La temperatura del agua no debe sobrepasar nunca los 24º C de forma prolongada, ya que puede sufrir estrés térmico y morir. El ideal se sitúa entre 16-20 ºC y conviene mantener esta temperatura sin modificaciones bruscas. Como parte de los cuidados del ajolote se debe llevar un registro de los parámetros del agua para prevenir alteraciones que les puedan afectar. Otra parte fundamental de los cuidados del ajolote es su alimentación. Aunque son carnívoros estrictos, la dieta puede variar según la edad. Se les puede proporcionar larvas de mosquito, daphnias, lombrices, gusanos Grindal, pescado de agua dulce con la espina e invertebrados. Se recomienda dar dieta variada principalmente a base de presas enteras para evitar deficiencias en calcio/fósforo y también de vitaminas. Será suficiente con alimentarlos cada 3 días aproximadamente en cantidad adecuada a su tamaño. Suelen aceptar también pienso para peces de agua dulce (kois y carassius) y para tortugas, pero esta comida tiende a flotar y se sienten menos atraídos por ello. Los alimentos no consumidos se deben retirar después de cada comida para evitar que ensucien el agua.

Consejos de tu veterinario de ajolotes

Lo más recomendable es una primera visita al veterinario especialista en ajolotes cuando adquirimos nuestro animal, pues así nos aseguraremos de que tenemos un animal sano y recibiremos los mejores consejos para su cuidado. Si un ajolote vive en las condiciones de agua y alojamiento óptimas es difícil que enferme. La aparición de patologías está directamente relacionada con los cuidados de tus ajolotes y con la calidad del agua, de forma que un buen sistema de filtrado nos ayudará a evitar la acumulación de bacterias y sustancias tóxicas. Lo primero que hará un animal enfermo será dejar de alimentarse. En estos casos el primer paso es controlar que los parámetros del agua son los adecuados y, si no comienza a comer, acudir rápidamente a tu veterinario de ajolotes. Asimismo, pueden sufrir infecciones fúngicas o bacterianas en la piel, pero no se debe intentar ningún tratamiento sin que lo vea tu veterinario de ajolotes ya que muchas medicaciones que se utilizan habitualmente para los peces son tóxicas en estos animales. Si la instalación no es adecuada pueden ingerir piedras del sustrato pudiendo llegar a causar una obstrucción y/o sufrir timpanismo, es decir, una acumulación de gas que hace que el animal flote y no pueda desarrollar su vida con normalidad. Las patologías más frecuentes en los ajolotes son hipovitaminosis A, hiperparatiroidismo nutricional secundario a una dieta inadecuada o distrofias corneales causadas por depósitos de lípidos. Por último, pero no menos importante, el estrés es un problema muy frecuente. Para que el ajolote no lo padezca hay que tener ciertos factores en cuenta: no tener muchos ejemplares en un acuario, para que no sufran de hacinamiento; lograr que el animal se sienta seguro, proporcionándole en el acuario pequeñas cuevas o troncos donde pueda esconderse en caso de que se sienta amenazado; no iluminarlos con una luz directa, no golpear los vidrios del acuario y evitar las corrientes fuertes de agua procedentes de un filtro con excesivo caudal.

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